domingo, 2 de octubre de 2011

Aban Hawkins & the 1000 Spikes

Entre los juegos indie de Xbox hay mucha basura y juegos que sólo entiende su creador, pero hay que reconocer que también hay verdaderas joyas, que cualquiera diría que sólo valen 80 msp (o 240 en algunos casos). Entre esas joyas encontré el Aban Hawkins & the 1000 Spikes, un juego japonés por el que no pude evitar gastarme esos 80msp.

Se trata de un juego estilo 8 bits en el que controlamos a Aban Hawkins, un explorador que tendrá que cruzar el Templo de la Muerte para encontrar el tesoro escondido. Un tesoro que realmente tiene que valer la pena y te hace plantear unas dudas filosóficas importantes del estilo: ¿tú lo harías?. Porque el camino no va a ser fácil, que vale, sí, en todo un Templo de la Muerte que se precie tiene que haber trampas, pero este gana de lejos y dejando en ridículo a los otros participantes en el concurso de Templos de la Muerte con exceso de trampas.

Total, que el tal Aban Hawkins tiene que estar muy desesperado por preferir ese tesoro a hacer una vida de pobre, pero tranquila, encerrado en las bibliotecas como un arqueólogo normal y corriente. O eso, o es que es discípulo de la versión de videojuego de Henry Morton, el explorador que se cruzaba una jungla llena de peligros para encontrarse con uno tío del que no estaba seguro si era el Dr. Livingstone.

Este juego no es , este es el Livingstone Supongo.

















Y pongo esta comparación porque el Aban Hawkins, a pesar de tenes unos gráficos y una música más propios de la NES, es un juego que podría estar perfectamente en el Spectrum. La jugabilidad, la temática y sobretodo, la dificultad, es propia de los ordenadores de cassette de la época (salvo por la opción de guardar partida).

Nada más empezar, lo primero que me llamó la atención es que tenemos la friolera de 1000 vidas. Con esto ya nos están diciendo que no va a ser fácil conservarlas, y sí, pronto nos damos cuenta que incluso van a ser pocas. 
El juego consiste en, mediante una serie de puzzles, conseguir una llave y entrar por una puerta que nos lleva a la siguiente pantalla. El protagonista cuenta con tres habilidades: un salto corto, un salto largo y un disparo de una cosa blanca indefinida. Con esto tendremos que superar plataformas que se caen, pinchos que salen sin avisar, escorpiones azules, gárgolas que escupen flechas, más plataformas que sea caen, gárgolas que escupen fuego, todavía más plataformas que se caen, más pinchos que salen sin avisar y un millón de peligros más.
La dificultad aumenta con cada pantalla, llegando a haber niveles tediosos en los que he llegado a perder 100 vidas en el intento, aunque también hay niveles más sencillos en los que 20 vidas bastan. Eso sí, una vez aprendida la coreografía, la pantalla es un paseo. Pero aprenderlas no es fácil, nunca se sabe cuándo van a salir unos pinchos, se va a caer una plataforma o te va a escupir una gárgola.

Os pongo un vídeo de un tío que se pasa el juego a la primera, como si no costase:



Total, un juegazo difícil como los de antes por el que vale la pena gastarse 80msp (más o menos 1€). Le voy a poner nota:

Jugabilidad: 8

Gráficos: 10 (el día que le ponga una nota inferior a un 10 a unos gráficos en estilo 8 bits de la NES llamad a una ambulancia).

Música: 6 (me gusta mucho la música en chiptune, no escucharía otra cosa, pero es muy repetitiva).

Dificultad: 8 (es difícil de cojones hasta que aprendes la coreografía).

Total: un 8.


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